Introducción
En la tarde de hoy, mientras conversaba con un amigo, me contaba que alguien, que había tomado un par de cursos conmigo, le había comentado lo siguiente:
“Plácido dicta unos cursos excelentes, pero lo que él no ve, es que la gente no busca cursos de calidad, sino cartones” [sic]
Justo, en ese momento, recordé un artículo que había publicado allá por el 5 de junio de 2014, y pensé que era el momento de publicar una versión actualizada de aquel mismo artículo, titulado “¿Saber o cartón? Dos actitudes diferentes, en los cursos de diseño”.
Antes de comenzar dejemos en claro que esta publicación surge de experiencias personales y de las compartidas por otros colegas con quienes compartimos gustos comunes por la práctica y la docencia del diseño. En ningún momento pretende representar la realidad del sector, ni tampoco la de ningún estudiante en particular, ya que muchos de ellos llegan al aula (sea física o virtual) con verdaderas ganas de aprender.
Comprendiendo entonces estos aspectos:
Entremos en tema…
En primer lugar, debemos comprender que, cada estudiante, llega a un curso con sus propias expectativas, impulsado por motivos que le son bien particulares. En algunos casos corresponderán a las ganas o necesidad de un aprendizaje real, sea por su crecimiento personal, por la necesidad de una mejora laboral, por un reconocimiento social, etc.
En términos generales, podríamos agrupar los distintos motivos en dos grandes grupos, no excluyentes entre sí (veremos una tercera categoría al final del artículo):
- La búsqueda de conocimientos, o
- La búsqueda de una certificación o diploma, o como se suele decir en Perú, la necesidad de un cartón.
Como vemos en el gráfico anterior, un grupo no menor de estudiantes, estarán comprendidos en ambos grupos, quienes, queriendo aprender esperan una certificación que avale sus conocimientos, de todas maneras trataremos aquí sobre los casos extremos (estereotipos) en los que el objetivo predominantemente es uno y solo uno entre los dos siguientes:
- ¡Quiero (o necesito) aprender! El diploma vendrá como consecuencia.
- ¡Quiero (o necesito) una certificación! El aprendizaje es un obstáculo accidental que debo sortear.
Nuevamente, querer o necesitar son dos nuevas condiciones no mutuamente excluyentes, cuyo análisis no será objeto de análisis de esta entrada, en la que nos centraremos a interpretar algunas diferencias sobre como enfrentan sus estudios aquellos estudiantes que buscan aprender y aquellos otros que tienen como prioridad, la obtención de una certificación.
¿El mismo producto para dos usuarios?
Basta con conocer algunos conceptos básicos sobre experiencia de usuario (UX) para comprender que el éxito de un producto o servicio debe estar alineado con los deseos (alegrías) y necesidades (frustraciones) de sus usuarios.
De esta manera, viendo el canvas de propuesta de valor, adaptado mínimamente a una institución de enseñanza, podemos comprender, claramente, que estudiantes con objetivos claramente diferenciados, difícilmente obtendrán una experiencia satisfactoria con el mismo producto o servicio.
Quienes buscan únicamente una certificación, necesariamente tendrán una mala experiencia en su “trabajo” por aprender. Por otra parte, quienes quieran aprender, probablemente, se vean obstaculizados por quienes ven al estudio como un obstáculo entre ellos y su “cartón”. Esto suele verse, por ejemplo, en actividades grupales, donde el compromiso de unos y otros suele ser bastante desigual. Recuerda que los trabajos, alegrías y frustraciones del usuario (el estudiante, en nuestro caso), pueden comprenderse más detalladamente, de acuerdo al siguiente
- Trabajos: Funcionales, emocionales y sociales.
- Alegrías: Necesarias, esperadas, deseadas e inesperadas.
- Frustraciones: Generales, obstáculos y riesgos.
¿Quieres aprender, en serio?
Si las situaciones que planteamos en este artículo te resultan conocidas, escríbenos y comienza a aprender, con fundamentos,con el apoyo de nuestro Campus Virtual, Red Social y Foros de Diseño.
¡Necesito aprender!
Casi como norma, aquellos estudiantes en quienes prima el aprendizaje, por encima de la obtención de una certificación, se diferencian de quienes están interesados por obtener su certificación, y no mucho más.
¿Dónde se ven estas diferencias? Habitualmente, los primeros, muestran una mayor predisposición por atender, por tomar notas, por finalizar sus tareas, por participar de las dinámicas de clases, y en general, por toda actividad que signifique un compromiso con su aprendizaje. En cada actividad que emprenden se percibe y transmiten su entusiasmo.
¡Necesito el cartón!
En este segundo grupo, conformado por aquellos estudiantes donde la obtención de una certificación prima por encima de su aprendizaje, podemos encontrar, en ocasiones, casi las mismas actitudes que aquellos que optan por su aprendizaje como objetivo principal, pero suele faltar una: el entusiasmo por lo que están haciendo. Tarde o temprano, se suele hacer notoria esta situación, y al consultarles, de alguna forma, sobre el por qué de esta actitud, en el mejor de los casos, las respuestas son del tipo “es que yo quiero (o necesito) el certificado (o diploma)”, o “profesor(a), usted enseña, y lo que a mí me interesa es el cartón”.
Como verás, he marcado la diferencia entre profesor y profesora, y esto es porque son actitudes que he visto reflejadas en mis clases, a lo largo de más de 20 años, sino que estas historias son compartidas por colegas docentes que participan en distintos ámbitos de la enseñanza.
¿Solo se ven estos dos casos?
La respuesta rápida es NO, es imposible simplificar las distintas actitudes y aptitudes humanas, simplemente en dos grupos. Podríamos considerar, a modo de ejemplo, a aquellos estudiantes que no están buscando ni uno ni otro objetivo, como:
- Quienes están buscando abrirse un camino alternativo a su profesión o actividad actual,
- Quienes están tratando de encontrar su vocación a través de la adquisición de conocimientos en distintos sectores.
- Quienes concurren a clases condicionados por sus familias, etc.
Estos son casos en que el docente, la institución, o de ambos, deben asumir responsabilidades orientadas respecto a los objetivos presentes en cada caso, realizando un acompañamiento del estudiante más amplio y cercano a la vez. Comprender qué los ha llevado a involucrarse con un determinado curso o carrera, mostrarles las posibilidades reales que ofrece el sector, compartiendo experiencias motivadoras, y aquellas otras que el estudiante, tal vez, deba evitar, etc.
Este grupo de estudiantes puede resultar clave en varios sentidos. Las actitudes que tomemos, y las actividades realicemos con ellos, pueden ayudarnos a estimular el aprendizaje de quienes, en principio, llegan a clases únicamente para obtener un comprobante de estudios. Por otra parte, podemos involucrar, activamente, a quienes realmente buscan aprender, haciéndolos partícipes de dinámicas, que los hagan sentir tempranamente, el valor de sus conocimientos, aptitudes y actitudes, conduciéndolos por el camino del liderazgo.
Para ellos mismos, también habrá beneficios directos, ya que podremos ayudarlos a encontrar esa vocación que puede estar escondida, a despertar el entusiasmo y compromiso necesarios que más tarde pueda guiarlos a formar parte del primer grupo: “Quiero aprender. Sé que el diploma vendrá como consecuencia”.
Por suerte, esta última es la actitud que está presente, o termina estando presente, la mayoría de nuestros estudiantes.
Te invito a leer “Domina y aplica el NPS con éxito”, un artículo muy relacionado con esta entrada, que te permitirá comprender algunas prácticas para mejorar el desempeño de tu empresa.
Saludos y bonita jornada para ti.
Plácido Luna.
