Introducción
La búsqueda del conocimiento y la obtención de altas calificaciones son dos aspectos de la educación, y la formación, a menudo se relacionan, pero, ¿son, siempre, las notas una medida real del valor del conocimiento adquirido por el estudiante? Esta pregunta nos lleva, inmediatamente, a otra: ¿debería ser la nota la primera preocupación por parte de los estudiantes?
En un mercado donde, a menudo, se priorizan las calificaciones por sobre el aprendizaje mismo, o el desarrollo del pensamiento crítico, entre otros, en este artículo, evaluaremos cómo esta percepción puede influir en la forma en que los estudiantes abordan su formación.
¿Estadísticamente justificado?
Si bien este artículo no se basa en datos apoyados estadísticamente, es el resultado de:
- Evaluar, personalmente, la evolución académica y actitudinal de los estudiantes de diseño, durante más de 20 años de experiencia docente.
- Conversaciones con colegas, con quienes compartimos experiencias similares.
- El análisis de experiencias varias, tales como la que publicó el periodista uruguayo Leonardo Haberkorn, en su blog “El Informante”.
- Artículos como “La enseñanza del diseño: evolución en tres etapas”, escrito por la Dra. Verónica Ariza Ampudia, publicado en las Actas de Diseño, de la Universidad de Palermo, o “Aciertos y dificultades en la enseñanza del diseño gráfico” (Arq. María Bernabela Pelli - Profesora Adjunta a Cargo, Alberto Alegre Jiménez - Jefe de Trabajos Prácticos; Et al *), publicado también, en formato PDF por esta misma universidad (https://www.palermo.edu/dyc/congreso-latino/pdf/Pelli.pdf), entre muchos otros más.
Es importante resaltar que, aunque no todos los recursos y aspectos antes mencionado han tenido un impactado directo en la visión planteada en este artículo, sí han contribuido a reafirmar la idea de que la verdadera formación de una persona, va más allá de sus de calificaciones. El conjunto de conocimientos, experiencias, habilidades, independencia y flexibilidad intelectual y moral, entre otros, conforman los verdaderos valores de la educación. Estos valores ofrecen al individuo la capacidad de afrontar los desafíos de un mundo en constante cambio, contribuyendo directamente en su formación como persona y profesional.
Valor
La Real Academia Española, al momento de publicar esta entrada, le asigna a la palabra valor trece acepciones, muchas de las cuales no guardan ninguna relación con el concepto de número, entre ellas:
1. m. Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
3. m. Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase.
4. m. Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros...
6. m. Fuerza, actividad, eficacia o virtud de las cosas para producir sus efectos.
9. m. Persona que posee o a la que se le atribuyen cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad...
Fuente: https://www.rae.es/drae2001/valor
Solo verás que, matemáticamente, lo define como:
1. m. Mat. valor de un número sin tener en cuenta su signo.
Así, a pesar de que se habla de “grado de utilidad”, “alcance” o “fuerza”, no podemos restringir el uso de estas palabras a magnitudes cuantificables numéricamente. Podemos, y debemos darle, a las acepciones antes mencionadas, un significado más amplio, para ello, podemos plantearnos algunas preguntas:
- ¿Cómo medir un grado de utilidad, sin una convención previa entre las partes?
- ¿Cómo medir el alcance de una significación?
- ¿En qué unidades deberíamos realizar esas mediciones? ¿Grados, centímetros, alguna nueva unidad de medida, o mediante escalas numéricas, sin unidades?
Cantidad y cualidad
Mientras, por un lado, existen magnitudes fácilmente medibles, no tener en cuenta la diferencia existencia entre números y valores implica en muchos casos caer en un profundo error. Cuando hablamos de educación, o formación, donde quedan implicados muchos aspectos humanos, se deben diferenciar entre aspectos cuantitativos y los cualitativos, este error, a mi entender, se vuelve más crítico.
Aquellas instituciones que de una u otra forma apuestan por aspectos cuantificables, en docentes y estudiantes, por sobre los conceptuales y procedimentales, pueden terminar ignorando todos aquellos otros que no son pasibles de una calificación numérica sencilla. Aspectos actitudinales, morales, éticos, y otros, en áreas como las del diseño, resultan fundamentales, ignorándolos podemos terminar promoviendo generaciones de profesionales preocupados por lograr metas medibles y alcanzables a corto plazo, en detrimento de la búsqueda de objetivos a mediano y largo plazo, que le aporten mayor valor a sus trabajos, a la sociedad, y a sí mismo.
Ejemplos de aspectos no cuantificables
Si hubiésemos querido ser rigurosos, tal vez el título correcto hubiese sido “Algunos ejemplos de aspectos habitualmente no cuantificados en la enseñanza del diseño”, ya que lo que se pretende con la siguiente lista es exponer algunas variables que resultarían muy complejas de incluir, por ejemplo, en la rúbrica de un curso, debido a, por lo menos, algunas de las razones antes expuestas:
- Creatividad, entendida como la capacidad de generar soluciones innovadoras a los problemas de diseño.
- Responsabilidad o compromiso, al cumplir con los plazos de entrega y la calidad de sus trabajos.
- Ética profesional, al actuar con integridad y honestidad frente a compañeros, docentes o institución.
- Empatía, con su equipo de estudio, docentes, institución, clientes, etc., entendiendo sus necesidades y perspectivas, al momento de aportar o interactuar con estos.
- Capacidad de colaboración, aportando y valorando las contribuciones ajenas.
- Flexibilidad, al momento de aprender y adaptarse a nuevas tecnologías, métodos y desafíos que implica todo proceso de aprendizaje.
- Capacidad de análisis y pensamiento crítico, como camino hacia la mejora continua.
- Curiosidad, entendida como la predisposición para adquirir nuevos conocimientos, investigar, mantenerse informado sobre los aspectos claves de su formación, incluyendo la búsqueda de nuevas fuentes de inspiración y conocimientos.
Cuantificar también es necesario
Es esencia aclarar que la evaluación cuantitativa de ciertos aspectos en el desempeño de estudiantes y docentes no es necesariamente un error, sin embargo, considero que sí es un error, limitarnos a evaluar únicamente aspectos que resulten fácilmente cuantificables en el desempeño de una persona. Si bien los sistemas de calificación basados en escalas numéricas son una herramienta válida, no son la única opción. Depender exclusivamente de este sistema de recompensas o castigos puede restringir el abanico de actividades académicas que, tanto estudiantes como docentes, pueden llevar a cabo en una institución, reduciendo su potencial educativo o formativo real, a cambio de en un sistema rígido de calificaciones parametrizadas, que puede resultar, en varios aspectos, limitante.
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El fin último del diseño
El diseño debe ser una disciplina en cuyo fin último debe estar presente la mejora de las condiciones de vida del ser humano, para lo cual es indispensable la sensibilización de sus profesionales.
Cada centro de estudios, dedicado a la formación de profesionales en para el mundo del diseño, adoptará sus propios criterios, dependiendo, en cada caso, de su entorno, objetivos formativos y comerciales, recursos humanos y logísticos, entre otros. En todos los casos, lo que sí creo cierto, es que, parámetros de evaluación rígidos, alejados de las necesidades humanas reales, deberán adecuarse, razonablemente, para estar en armonía con las cualidades reales de las personas, emocionales, subjetivas y cambiantes por naturaleza, lo que resulta un proceso complejo, que requiere de tiempo y de una estrategia de adaptación constante.
Si mal no recuerdo, en una conferencia de Norberto Chaves, lo escuché decir algo parecido a esto:
“Aquel diseñador que se limite a ser técnicamente excelente, pero que no ponga de sí sus propias vivencias, ni refleje sus propios valores, será un profesional cuyo trabajos carecerán de esencia.”
Debemos evitar esto por todos los medios, fortaleciendo los valores esenciales de nuestros estudiantes, en una sociedad que, cada vez más, parece estimular aquellos logros medibles, con metas frías y alejadas del verdadero espíritu humano.
Artículo recomendado: ¿Saber o cartón? Dos actitudes diferentes en los cursos de diseño
Saludos y bonita jornada para ti.
Plácido Luna.